Después de un descanso de apenas hora y cuarto en casa, donde aproveché para comer algo, descargar mis adquisiciones matutinas y dejar que mis pies se quejasen por el ritmo al que los había sometido y con que amenazaba someterlos durante la tarde, emprendí de nuevo mi camino.
El inicio de ruta fue el mismo que por la mañana, un paseo agradable por el barrio de Gràcia hasta la Plaça de la Vila. No me había podido acercar para la firma de David Casado Aguilera, pero quería hacerme con el libro y con esa intención me acerqué a la parada de Pequod, ahora ya perfectamente organizada. Tras echar un vistazo sin identificar el libro, le pregunté a Consuelo, con la mala pata que me vino un lapsus y dije "david caso" en lugar del nombre del autor y "algo de la casa azul" como título. Supo darme el libro correcto a pesar de que más que pedirle un libro le había dado pistas a completar.
En la misma plaza también tenía una parada la librería La Memòria. Es una librería que, por casualidad, tuve la oportunidad de visitar en la primera semana de su apertura las pasadas navidades. Me pareció muy interesante su enfoque hacia libro y novela histórica y las actividades complementarias que pensaban organizar y que han ido organizando (el boletín de mi correo da fe aunque no haya podido apuntarme a ninguna de ellas). Había leído en alguna página de internet que por la tarde firmaría allí Jorge Carrión su ensayo "Librerías" y me acerqué a preguntarlo. Resultó que la fuente de información era incorrecta y vi escapar mi última oportunidad de conseguir su firma este Sant Jordi.
Aquí finalizaba mi periplo solitario pues había quedado con unas amigas, conocidas a raíz del Curso de Egiptología de la UAB en Coursera, delante del Palau Robert para compartir el resto de la tarde y con solo dos objetivos claros, aparte de pasear por las calles y las paradas.
El primer objetivo era la parada del Museu Egipci, ubicada en Rambla Catalunya con Aragón, donde firmaban sus últimas novelas Nacho Ares y Antonio Cabanas, y sus libros sobre la historia y la sociedad en el antiguo Egipto, José Miguel Parra. A este último nos acercamos, pues dos de mis amigas le habían conocido recientemente en un viaje a Madrid, y estuvimos un rato charlando con él aprovechando que no había cola en esos momentos. Empezamos a hojear los seis o siete libros que tenía delante suyo y, como suele ocurrir en ocasiones así, acabamos cada uno con un libro suyo firmado –con una letra casi indescifrable que bromeamos acerca de si se trataba de demótico– bajo el brazo.
Paseando, nos encontramos con una parada de rosas espectaculares y dejamos constancia gráfica de ello.
Después del paseo, tocaba un merecido descanso a la sombra en una terraza de la Plaça Vicenç Martorell. Vino acompañado de una curiosidad sobre la historia de Barcelona: una de mis amigas nos contó a los demás la historia sobre el antiguo torno de niños huérfanos que estuvo en funcionamiento desde mediados de siglo XIX hasta 1931 y que ahora, restaurado, tiene una pequeña placa explicativa en el suelo.
La tarde terminó en las paradas enfrente de la librería Maite, donde una de mis amigas compró el libro "El primer heroi" e hizo cola para que se lo firmara su autor, Martí Gironell.
Mientras ella hacía cola, no pude evitar fijarme en otro autor con el que compartía hora de firmas, Juan Gómez-Jurado. Por la simpatía, entusiasmo y el trato que dispensaba a sus lectores (llegó a encaramarse sentado a la mesa para salir mejor en una fotografía con una de las lectoras) y que mantuviera esa actitud casi a las nueve de la noche cuando debía llevar a cuestas un día movido y cansado, me resulto admirable y estuve tentado de comprar su último libro. Finalmente no lo hice, pero cerraré esta crónica de tarde diciendo que con autores así de cercanos da gusto.
El primer objetivo era la parada del Museu Egipci, ubicada en Rambla Catalunya con Aragón, donde firmaban sus últimas novelas Nacho Ares y Antonio Cabanas, y sus libros sobre la historia y la sociedad en el antiguo Egipto, José Miguel Parra. A este último nos acercamos, pues dos de mis amigas le habían conocido recientemente en un viaje a Madrid, y estuvimos un rato charlando con él aprovechando que no había cola en esos momentos. Empezamos a hojear los seis o siete libros que tenía delante suyo y, como suele ocurrir en ocasiones así, acabamos cada uno con un libro suyo firmado –con una letra casi indescifrable que bromeamos acerca de si se trataba de demótico– bajo el brazo.
Paseando, nos encontramos con una parada de rosas espectaculares y dejamos constancia gráfica de ello.
Después del paseo, tocaba un merecido descanso a la sombra en una terraza de la Plaça Vicenç Martorell. Vino acompañado de una curiosidad sobre la historia de Barcelona: una de mis amigas nos contó a los demás la historia sobre el antiguo torno de niños huérfanos que estuvo en funcionamiento desde mediados de siglo XIX hasta 1931 y que ahora, restaurado, tiene una pequeña placa explicativa en el suelo.
La tarde terminó en las paradas enfrente de la librería Maite, donde una de mis amigas compró el libro "El primer heroi" e hizo cola para que se lo firmara su autor, Martí Gironell.
Mientras ella hacía cola, no pude evitar fijarme en otro autor con el que compartía hora de firmas, Juan Gómez-Jurado. Por la simpatía, entusiasmo y el trato que dispensaba a sus lectores (llegó a encaramarse sentado a la mesa para salir mejor en una fotografía con una de las lectoras) y que mantuviera esa actitud casi a las nueve de la noche cuando debía llevar a cuestas un día movido y cansado, me resulto admirable y estuve tentado de comprar su último libro. Finalmente no lo hice, pero cerraré esta crónica de tarde diciendo que con autores así de cercanos da gusto.
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