Esta es mi aportación en forma de microrrelato a un debate interesante, pero al que twitter se le quedaba pequeño, que se ha iniciado a raíz de este tuit de Gabriella Campbell citando este artículo de Mundopalabras.
ESCRITOR DE MARCA
Le dijeron que había muchos como él pero que ellos le diferenciarían, que solo tenía que firmar aquel contrato y dejarse guiar. Lo hizo con el pulso trémulo, nervioso y dispuesto a aprovechar aquella gran oportunidad.
Primero lo apuntaron a clases de dicción, de presentaciones en público, de etiqueta y protocolo, y a él le pareció bien y le pareció adecuado.
Luego, le apuntaron también al gimnasio: yoga, pilates, natación y spinning; y le recomendaron pasarse una vez a la semana por una barbería para arreglarse el pelo y la barba.
Ahora, entre clase de yoga, pedicura, ensayar presentaciones, hablar en la radio y el retoque de sus patillas, va con la lengua fuera y ya no tiene apenas tiempo para escribir. Así se lo ha dicho, muy serio y consternado, a sus editores. Le han respondido con grandes sonrisas diciéndole que no se preocupe, que ya han encontrado a quién lo haga por él.