Debido a unas últimas semanas bastante ajetreadas no he podido traeros antes mi participación en las dos últimas semanas de Relatos en Cadena, así que me perdonaréis que, por una vez, las una en una sola entrada del blog.
SEMANA 28
Microrrelatos presentados a la VIII Edición de Relatos en Cadena del programa La Ventana de la Cadena SER y la Escuela de Escritores.
Frase de esta semana: Ya no podíamos contar con él
Frase de esta semana: Ya no podíamos contar con él
ARTEFACTOS PRIMITIVOS
Ya no podíamos contar con él. Se nos había olvidado. Pasábamos las bolas del ábaco de un lado al otro como pasatiempo estéril de una era digitalizada.
LOS ENGRANAJES DE LA REVOLUCIÓN
Ya no podíamos contar con él los sábados por la noche. Decía que salía a pasear como si eso fuera normal, pero no nos preocupamos. No le teníamos apego, solo era un cacharro útil. Tuvimos que volver a turnarnos quien hacía de crupier en cada mano de la timba y volvieron las discusiones. Por esa época empezaron a aparecer manifestaciones extrañas de violencia que hacía mucho que se habían perdido: pintadas en las paredes, contenedores quemados, sabotajes eléctricos. Tardamos mucho en relacionar con ello los paseos nocturnos de nuestra unidad. Demasiado. Nos estalló en las narices la primera revolución de los robots.
MERCANTILIZACIÓN EXTREMA
Ya no podíamos contar con él. Se había hecho viejo. Se había convertido en un estorbo. Sobre todo nos incomodaba no dar la imagen de familia feliz y sin problemas cuando salíamos a hacer actividades todos juntos. Los niños le habían cogido cariño pero se lo cogían a cualquier cosa. Aprovechamos una oferta del centro comercial para deshacernos de él y adquirir un abuelo joven y reluciente.
LA OTRA CARA DE LA MANZANA
Ya no podíamos contar con él ni con ella. Nos había salido mal el experimento. Buscábamos obediencia absoluta y no habían superado ni la primera fase de pruebas. Los expulsamos del laboratorio y se diseminaron por el planeta.
Microrrelatos presentados a la VIII Edición de Relatos en Cadena del programa La Ventana de la Cadena SER y la Escuela de Escritores.
Frase de esta semana: Y las azules, las del abuelo
LAS MANOS DEL TIEMPO
Y las azules, las del abuelo, surcadas por venas gruesas y endurecidas por el trabajo y los años. Me recuerdo acariciándolas cuando ya él apenas era consciente de que seguía aquí, entre nosotros. Su mirada perdida y su silencio insondable me estremecían. En esas caricias intentaba transmitirle todo lo que ya no podía hacerle llegar de otro modo. A veces me sonreía, era apenas un esbozo de sonrisa, un recuerdo que he atesorado hasta hoy. Con esfuerzo tuerzo el gesto y deseo que mi nieto, con sus manos sobre las mías, perciba esa misma gratitud.
PROBLEMAS DE VISIÓN
Y las azules, las del abuelo, de pasta y cristales gruesos, siempre las encontraba mamá sobre la repisa de la chimenea. Menudas broncas le echaba por no ponérselas. Un día, bajito, me confesó que le daban miedo pero no me quiso explicar el porqué. Fue lo único que, de forma extraña, permaneció en la casa cuando murió. Sobre esa misma repisa, como si fueran un objeto decorativo. Un día me las puse y contemplé el mundo distorsionado y nebuloso que había al otro lado, un mundo donde el abuelo, desde el sofá, me sonreía. Azul. Azul como las gafas.
PINTURAS EN EL INFIERNO
Y las azules, las del abuelo, todavía pueden verse. Se empecinan en permanecer, en sobrevivir, tal vez como homenaje, al otro lado de la pared en que las uñas rasgaron la piedra.
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